La ascensión al Rocigalgo, el pico más alto de la provincia de Toledo, comienza de manera tranquila por una pista cómoda que se adentra en el frondoso valle del Chorro. A medida que avanzamos, la pista se convierte en un sendero que comienza a ascender suavemente. El camino se va haciendo más empinado, pero sigue siendo accesible, con algunos peldaños de madera que ayudan a superar tramos algo más difíciles.
Al llegar a una bifurcación bien señalizada, podemos optar por desviar a la derecha hacia el Chorro o continuar hacia el Rocigalgo y las Chorreras de los Navalucillos. Al continuar por el sendero que nos lleva hacia el Rocigalgo, se van abriendo impresionantes vistas panorámicas del valle, con varios miradores naturales que invitan a hacer pausas y disfrutar del paisaje. La vegetación es densa y, si tienes suerte, puedes avistar ciervos, muy comunes en la zona.
Después de unos cinco kilómetros, el sendero nos lleva hasta el pintoresco paraje de Las Cornisas, un tramo rocoso que se supera con una faja aérea, equipada con una cadena de seguridad que proporciona algo de apoyo mientras se cruza este paso más estrecho y expuesto. Aunque pueda parecer intimidante, no es especialmente peligroso y la cadena hace que la travesía sea más segura, sobre todo en días húmedos o con niebla, que es un fenómeno bastante habitual en la zona.
Más adelante, el sendero continúa ascendiendo a través de un robledal tupido, donde en otoño el suelo queda cubierto de hojas y helechos, lo que puede dificultar un poco la visibilidad del camino. A medida que se avanza, el paisaje cambia y el bosque da paso a terreno más despejado antes de llegar al collado del Chorro. Desde aquí, solo queda una subida por el cordal hacia la cima del Rocigalgo.
Al llegar a la cima, la sensación de estar en el punto más alto de la provincia de Toledo es impresionante. La cima es amplia y despejada, pero no siempre es fácil identificar el punto exacto, ya que las crestas rocosas alrededor dan la impresión de estar a mayor altitud. Sin embargo, el vértice geodésico colocado sobre una pequeña formación de piedras marca el verdadero punto más alto. Desde aquí, las vistas son espectaculares: hacia el sur, se extiende todo el Parque Nacional de Cabañeros, mientras que al norte se observa la vega del Tajo y, en días claros, la lejanía de la Sierra de Gredos.
La ascensión es desafiante pero gratificante, con un paisaje natural que se va transformando a medida que ganamos altura, y la sensación de logro al llegar a la cima es única.
Para poder confirmar la salida se necesitará un grupo mínimo de 5 personas. En el caso de no llegar al mínimo serán los guías los que tomen la decisión de realizar o no la actividad. En el caso de no salir el grupo se devolverá íntegramente la cantidad abonada.
Las actividades llevarán un Guía por cada 9 participantes máximo. En el caso de grupos numerosos se llevarán tantos guías como fuesen necesarios para cubrir ese ratio.
En el caso de querer una salida privada guiada, estos precios no serán aplicables. Ponte en contacto con nosotros y te enviaremos un presupuesto. Nos adaptaremos a tus horarios y preferencia de ruta.
*Coordinamos los traslados entre los participantes